Paseo de fin de año de la escuela, andabamos por el Jagüel pasando el rato.
De repente me empiezan a dar unos retorcijones tremendos, por lo que opté por sentarme tranquilo en un árbol caído que estaba por ahí cerca, a ver si se me pasaba.
Mientras me concentraba (por el problema que conté anteriormente de no poder usar WC ajenos para hacer cómo Shakira y mover el vientre frenéticamente [si, lo cargo de toda la vida]), miraba a mis compañeros pelotear un rato, sin notar a las maestras que venían acercandose con la intención de instalarse a tomar sus té sentaditas en el mismo árbol dónde estaba yo.
Entonces, la mezcla de metano, etano y butano que estaba por abandonar desesperadamente mi interior, volvió rápidamente hacia adentro cómo moco cayendo de naríz de resfriado, provocándome una serie de retorcijones peores que los que me venían atacando.
A ésta altura mi problema con los baños ajenos ya había quedado atrás, lo importante era no cagarme entre las maestras y poder llegar al baño si lograba agarrar distraído al "alimento procesado" que quería abandonar la "planta de procesamiento".
El baño lo veía, lo tenía a unos metros nomás, entonces pensaba...
-Ahora!... no no... Ahora? No, tampoco-
Y seguía juntando fuerzas y calmando a mi estomago, hasta que en una me dije
-Ahora!!!-
Y las maestras me vieron saltar del árbol, atravesé la cancha improvisada por mis compañeros, llegaba, faltaba poco, ¡unos metros más!
Peeero...
Casi en la puerta de los baños, sucedió lo peor...
"El ave abandonó el nido".
Entré al baño, no me quedó otra que ponerme en pelotas, estaba horrible, todo el piso mojado y para peor, eran tazas turcas, esas que te dejan las gambas cómo si hubieses corrido una mega-maratón.
El calzoncillo voló por ahí, el short se había salvado, ahí evacué todo lo que quedaba.
No noté el tiempo que estuve ahí adentro, pero de repente escuchaba mi nombre coreado por las maestras y mis compañeros, buscandome.
Yo, con todos los nervios y todavía algún dolorcito, no sabía que hacer, hasta que oigo una voz que asomaba en el baño gritando mi nombre, y le respondí
-Acá estoooy!-
El botija no podía aguantar la risa, y encima cuándo otro quiso utilizar el baño el de al lado estaba trancado, entonces me estaban apurando desde el otro lado por usar el que estaba usando yo y las maestras también estaban apurandonos porque ya teníamos que irnos.
Muchos nervios estaba pasando.
En fin, aguantandome la verguenza por el sonido de risas que escuchaba del otro lado, le pedí a éste botija que le pidiera papel a alguna maestra y que me lo tirara.
Así lo hizo, me limpié, me subí el short, y a otra cosa.
No se si usó el baño después de eso, ni si vió mis calzoncillos que dejé de recuerdo, pero no me nombró más el asunto, por suerte.
Llegando al ómnibus contratado, descubrí que tenía baño y fuí a chequear de nuevo cómo estaba la cosa, todo bien por suerte, y así volví a casa, derecho a limpiar el desastre.
La primera y única vez que volví a casa sin ropa interior.