“No abordar la cuestión de las enfermedades mentales o la depresión parece una flagrante omisión, roza incluso la negligencia”, escribió Ennen en la revista The Mary Sue.
Sin embargo, los defensores del tratamiento que hace la serie alegan que no es necesario hacer referencias explícitas o nombrar la depresión para entender los problemas que atormentan a Hannah.
“Estoy seguro de que cuando algunas personas ven a Hannah en un flashback, andan buscando lo obvio: signos visibles de que se encuentra en una espiral de tristeza”, escribió el crítico de televisión Oliver Lunn.
“Pero para quienes la rodean, Hannah es como cualquier otra chica. Sonríe e incluso ríe a carcajadas a veces. La cuestión es que puede que parezca que todo marcha bien en la superficie, cuando en realidad no es así”, añadió.