Es hora de apretar el cinturón, comer bastante arroz con atún desmenuzado, y bancarse un par de meses tranqui. Y después se verá.
Acá de hambre no se vá a morir nadie.
Esas ideas de daño colateral aceptable en beneficio de la mayoría, se la dejo a los gobernantes de poco espíritu.
A los viejos y enfermos no se los deja tirados para apurar el retorno del estilo de vida consumista de millones de gorditos jóvenes y fuertes.
Planten tomates en vez de pensar en matar gente para que no se funda el mundo.